MEMORIA DE LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA
Carmelo García, nacido en 1947 (70 años), ha respondido a unas preguntas sobre la época del franquismo y el paso hacia el régimen democrático, al que, como Carmelo dice: “no estábamos preparados”. La entrevista, que tuvo lugar el 3 de mayo del 2017 en la casa del entrevistado, y que duró una hora y media aproximadamente, fue llevada a cabo por Adriana González (18 años).
Adriana: Buenas tardes, en primer lugar hablaremos
de varios aspectos del franquismo para poder compararlos con el periodo de la
Transición y la actualidad. Carmelo, viviste las dos etapas del Franquismo,
¿qué recuerdas de la época?
Carmelo: De la época de Franco recuerdo mi niñez, mi
juventud y mi época de estudiante.
Adriana: Empecemos
por un tema controvertido. ¿Existía alguna limitación social durante el
Franquismo? ¿Sufriste alguna?
Carmelo: Si que existían. En primer lugar, no se podía
hablar “mal” públicamente de Franco ya que la Guardia Civil era muy represora,
dando fuertes “cueradas” al que se atreviese. Nada parecido a hoy en día, que
se ríen de la Guardia Civil. Limitaciones habían también en el horario. A
ciertas horas de la noche ya no se podía estar en la calle porque la Guardia
Civil patrullaba y te trataban como delincuente. Es más, estaban prohibidas las
discotecas en la época de Franco. Los chicos, por ejemplo, salíamos hasta las
22:00 h. En cambio, las mujeres no podían salir solas, debían estar acompañadas
de un hermano y/o de sus padres. La mujer estaba bastante marginada en aquella
época.
Adriana: En
cuanto a la economía, ¿de qué se trabajaba? ¿Cuál era el salario aproximado?
Carmelo: Sí es verdad que había poco trabajo, había
que salir de las islas. Aquí en Tenerife, se podría decir que existían 3
trabajos, uno era en el aeropuerto, otro en el muelle y, el principal, la
refinería. Yo fui de los que estudió para irse fuera. También recuerdo que antes
se trabajaban los sábados, solo se descansaba el domingo.
En cuanto al salario, una vez terminabas la carrera, un
sueldo era de 22.000 pesetas. Además, en ese entonces, rendía más la peseta que
el euro de hoy en día. Cuando yo terminé a la carrera a los 22 años, es decir,
hace 48, con tan solo 3.000 pesetas de esas 22.000 podías vivir bien. Antes
había una elasticidad bastante grande entre lo que ganabas con respecto a lo
que podías ahorrar. Para mí, con la peseta se vivía mejor interiormente.
Adriana: En el
ámbito educativo, ¿tuviste la oportunidad de estudiar?
Carmelo: En mi época, todo estudiante con notas por
encima de 6,5 y 7, tenía beca. No era tanta la gente que estudiaba pero sí
existían oportunidades para el que quería hacerlo. Algo que me llama la
atención es que nosotros no podíamos dejar asignaturas de un año para el
siguiente, si no aprobabas, repetías el año entero de la carrera que cursabas,
no como ahora. Por otra parte, el transporte sí era un problema en aquella época, yo tenía que
transportarme siempre en bicicleta mientras estudiaba.
Adriana: ¿Qué
estudiaste? ¿Cómo eran los estudios? ¿Y el trato de alumnos hacia los
profesores y viceversa?
Carmelo: Hace unos 50 años, existía Primero, Segundo,
Tercero, Cuarto y la reválida de Cuarto. Luego, Quinto, Sexto y el preuniversitario.
Se han aplicado muchas reformas educativas, se podría decir que los estudios
actualmente estas politizados.
Yo estudié Jefe de la
Marina Mercante, como Ingeniería Naval pero solo me dedicaba al mantenimiento,
no a la fabricación. Fueron 5 años de carrera. También me he dedicado a la
política como segunda etapa de mi vida, estuve en las primeras elecciones
democráticas como tercer teniente alcalde en el ámbito de la electricidad y construcción
y, desde el año 2010 al 2014, estuve en el ayuntamiento llevando el área de
servicio (agua, alcantarillado y alumbrado público). Mi última etapa ha sido de
constructor, primero de carreteras, y luego, de obras propias.
Por parte de los alumnos, existía bastante respeto hacia los
profesores. Los maestros en las escuelas imponían algún que otro castigo como
era por ejemplo, arrodillarse en granos de millo o golpes en las manos con una
regla. Sin embargo, ya en los institutos, el gran miedo del alumno era
suspender y los profesores no seguían utilizando esos castigos.
Adriana: ¿Qué
idiomas se estudiaban?
Carmelo: Yo antes estudiaba latín, también se
estudiaba mucho el francés, y en menos cantidad el inglés y el alemán. Se
podría decir que el 80% estudiaba francés y el 20%, inglés. Sin embargo en las carreras, exigían el inglés.
Adriana: Cambiando
de tema… ¿Podrías hablarme de la publicidad en la Televisión o en el periódico?
Carmelo: Cuando daban las noticias, había una sesión
que se llamaba el nodo. Recuerdo que empezaba con el escudo de España y una
música característica. Ahí daban información sobre lo que sucedía como el
nacimiento del décimo hijo de una familia, propagandas etc.
En cuanto al periódico, solo existían unos dos, pero la
juventud no lo leíamos. Además, en los cafés, no podías entrar si un cierto
prestigio. Por ejemplo, los que vivían en el campo no tenían acceso al
periódico.
Adriana: Hablas
de las grandes diferencias sociales… ¿Qué papel ocupó la mujer?
Carmelo: Sí, eran muy notables durante la Dictadura.
Además, existía una especie de coto a la sociedad, aquellos que empezaban a
ascender, se les ponía trabas para continuar.
Con respecto a la mujer, estaba muy marginada. En primer
lugar, muy pocas de ellas estudiaban porque estaba mal visto por la sociedad de
esa época, donde la idea dominante era la de la mujer como ama de casa y crianza
de hijos. Por ejemplo, no podían fumar ni ser emprendedoras. Incluso eran las
propias mujeres las que tenían asimilado que aquella vida les correspondía. A
día de hoy, la mujer se ha incorporado a la vida laboral. Principalmente, se
fueron incorporando en magisterio y también en el ámbito de la salud como ATS,
es decir, no pretendían llegar lejos, existían pegas y limitaciones. Yo, donde
más he notado la evolución es en la justicia, antes no existían tantas juezas
como ahora.
Adriana: ¿Cómo
recuerdas el atentado ETA por el que murió Carrero Blanco, la mano derecha de
Franco?
Carmelo: Según tenía entendido, Carrero Blanco iba
todos los días a misa a una hora determinada y pasaba por el mismo lugar
siempre, por lo que instalaron explosivos debajo de la carretera. Me acuerdo de
las imágenes retransmitidas en televisión de su coche, que cayó en una azotea.
La idea de Franco era que le sucediese carrero Blanco y por eso acabarían con
él. Las televisiones se veían en blanco y negro y solo las tenían las familias
con mayor poder económico. Recuerdo que normalmente las noticias salían al
mediodía y a la noche, pero la muerte de Carrero salió de inmediato.
Adriana: Y en
cuanto a la muerte de Franco en 1975 ¿Cómo recuerdas ésta?
Carmelo: La muerte de Franco estaba anunciada, como
el libro famoso de Crónicas de una muerte anunciada. Con esto me refiero
a que Franco no murió de repente. En los discursos, que duraban horas y horas,
yo notaba como se iba apagando. Sin embargo, se murió de viejo, y se murió
mandando.
Adriana: Viviste
plenamente la Dictadura, y por lo tanto, el paso a la democracia a partir de
1975.
Carmelo: Hubo una Transición, que, dentro de lo mal
que podría haber sido, fue bien. Se llamó a los partidos políticos prohibidos durante
la Dictadura. La Derecha aceptó con gran
sabiduría y acierto a estos partidos para la realización de la Constitución,
los que digamos que fueron los Padres de la Constitución. La única oposición
que tuvo fue ETA.
Adriana: ¿Se
preveía el cambio radical de gobierno con la llegada Juan Carlos de Borbón
proclamado Jefe de Estado? ¿Participaste en las elecciones de junio de 1977?
Carmelo: La gente estaba cansada ya del sistema,
querían algo nuevo por lo que pusieron sus esperanzas en el Rey. Por ejemplo, uno de los cambios que se necesitaban
era la aprobación del divorcio, a lo que se oponía la Iglesia. Esa era la
esperanza de la Transición, de leyes de este tipo y otras como la libertad de
expresión. Poco a poco nos fuimos integrando a esa nueva época a la que incluso
teníamos miedo. Existía el miedo de que, por apoyar los cambios, siguiese
existiendo esa represión por la Guardia Civil aunque ya se habían aprobado
leyes que reconocían la libertad.
Sí participé en las primeras democráticas. La gente no pensó
mucho en lo que podía pasar sino, más bien fue un pensamiento como: “¿hay que
ir a votar? Pues vamos a votar”. Pero no se entendía lo que era la Democracia.
Si había unas charlas en las que se decía que España no estaba preparada para
la democracia, y era cierto ya que en cuestión de años, lo que existía era un
libertinaje, la mayoría de los jóvenes empezaron a no respetar. Por ejemplo, yo
no entiendo cómo se puede permitir un botellón en una plaza por la noche sin
dejar dormir a los vecinos. En la época de Franco no se te ocurría ni tirar una
botella al suelo.
Adriana: ¿Y
qué hay del 23F?
Carmelo: Casualmente, durante el 23F, yo me encontraba en
casa de unos amigos en Santa Cruz y estaba gobernando en ese momento UCD.
Recuerdo perfectamente el asalto que hubo al Congreso de Diputados, también se
vio en televisión. Y después de ello, el Rey hizo un llamamiento para que no se
uniese nadie a estos. Los generales que dieron lugar al intento de golpe de
estado fueron Armanda, un general de valencia y uno más, quien dio disparos
hacia el techo. Todos los de la sala se escondieron detrás de sus asientos.
Solamente quedaron sin sentarse este general y Adolfo Suárez.
Adriana: Cambiando
de tema, ¿fue brusco el cambio en la forma de vestir con la aprobación del
derecho a la libertad de expresión?
Carmelo: La vestimenta ha ido cambiando con la
cuestión económica. Antes, las mujeres tenían que ir a una modista a coger
medidas de su cuerpo para hacerle un traje, en embargo, hoy en día, se prueban
40 tipos distintos que cuestan una octava parte de lo que costaban antes. También
la vestimenta ha cambiado conforme a las exportaciones y las modas. Un ejemplo,
en aquella época las mujeres debían llevar los trajes a la altura de los
tobillos, esa medida ha ido subiendo y subiendo hasta hoy en día. Además, las
mujeres no podían ponerse pantalón. Otro ejemplo es que antes no se podía salir
con un agujero en la ropa, hoy en día, casi toda la ropa viene rota y es más
cara. Sin embargo, al haber ido cambiando de forma progresiva, me he ido
acostumbrando y no me ha afectado tanto ese cambio.
Adriana: Terminamos
con otro tema controvertido, La Iglesia ¿Qué cambios has visto desde el
franquismo hasta hoy en día? ¿Crees que ahora, con el asentamiento de la
democracia, la libertad de expresión y pensamiento, la sociedad es más católica
que antes?
Carmelo: Al principio de la Dictadura, la Iglesia
estaba muy ligada al Estado. Recuerdo que muchas de las fincas grandes de
Tenerife tenían una capilla donde iban los trabajadores a misa todos los
domingos. De hecho, las que no tuviesen, no estaban bien consideradas. Hubo una
época en la que las familias tenían un hijo militar, y otro cura en el
seminario de La Laguna. Es más, los dos ejes principales eran la Iglesia y el
Ejército. Incluso, para conseguir un trabajo, debías contar con recomendaciones
por parte de curas. Por eso no era fácil conseguir trabajo. La Iglesia ha
pasado de ser inquisidora a bastante tolerante. Fácilmente lo podemos ver en lo
últimos Papas que hemos tenido, que han sido lo suficientemente modernos porque
si no, la Iglesia desparece, por lo menos aquí. Si nos fijamos en una cosa,
todos son de latinoamérica, donde la sociedad todavía es bastante religiosa.
Ahora en este país, la sociedad es menos católica. Las
personas, sobre todo la juventud, no creen en temas religiosos o la ven cada vez
como más distante.
Adriana: ¿Qué
me podrías decir sobre lo que hechas en falta de aquella época?
Carmelo: Lo que se echa de menos es la acción de la
Guardia Civil en los “gamberrillos”. El otro día, estaba en mi terraza y vi
como un grupo de chicos y chicas tiraron una moto aparcada y la dejaron boca
arriba con las ruedas girando. Lo hacen porque saben que no les va a decir nada
nadie. Ahí si veo necesarias las leyes de represión de la Dictadura de Franco.
Adriana: Pues muchas gracias Carmelo. Ha sido un
placer hablar con alguien tan informado de esta época.
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