Nos encontramos hoy con Martirio
del Mar y de León, nacida en febrero de 1952, que acaba de ser bisabuela hace
apenas 4 meses. A continuación, haremos un poquito de memoria exactamente hasta
la época de la transición donde hablaremos de la vida antes y durante esta.
Buenas tardes
Martirio, remontémonos a la vida durante la dictadura de Franco. ¿Qué opinas
sobre él y su forma de llevar el país? ¿Se notaba la falta de libertad?
Las cosas siempre es más
fácil verlas desde afuera, pero vivirlo es muy diferente. No tanto como
dicen ahora, la verdad, tenías tu libertad pero con algunas condiciones. Habrá hecho todo lo malo que hizo: tantas muertes,
la dura represión; pero se vivía mucho más cómodo. Franco nos dio tranquilidad
y nos permitió asentarnos de entre tanta
guerra.
¿Qué ideología predominaba en tu entorno? ¿Se hablaba
de política en su casa?
En la mía sí. Mi viejo, como dicen en Venezuela, apoyaba
a Franco, al igual que mi abuelo, que aunque quiso no pudo unirse al bando de Franco
en la Guerra Civil por ser muy joven. Hablaban de él como el que habla de un
héroe o dios; y con ese pensamiento nos crió a nosotros. Se pasaba el día adorándolo.
Otro pesado también, era el abuelo repitiendo siempre la misma historia de cómo
nos condujo a la paz en una guerra que empezaron los rojos. Sin embargo mi tío, era republicano, “una vergüenza para la
familia”. Recuerdo que en las comidas familiares la yaya tenía terminantemente prohibido hablar de política, era un
tema tabú.
¿Cuál fue su reacción
al saberse la noticia de la muerte de Franco?
La verdad no fue ninguna sorpresa, Franco ya andaba ya pa’ morirse, la duda era cuando, si en
un día, si en una semana o dentro de un mes. Lo único que le quitaba el sueño a
la gente era el <<¿Y ahora que va a
pasar?>>.
Qué recuerda
del principio de la democracia. ¿Hubo cambios
notables con la transición, libertad, economía?
La verdad, al pueblo en
general se le veía más despreocupado. Podías sentirlo en el hablar de las
personas. En cuanto al dinero, mi marido era militar, por lo que nunca nos
faltó de nada, al contrario. Aunque si es verdad que en los últimos años de
Franco ya se notaba ya en las familias más sencillas que el dinero no es que
sobrara precisamente, y la verdad no mejoró mucho en los años siguientes con la
transición.
En cuanto a la figura de la mujer, a la que
prácticamente se le criaba desde niña para casarse, tener hijos y cuidar la
casa, ¿cómo le afectó?
Las mujeres, jóvenes
sobretodo, empezaron a ser más independientes. Empezaron a pensar como hombres como decían las más anticuadas, pero yo entendí
que los tiempos cambian. Para nosotras en aquel entonces eso era lo raro, jamás
en la vida se nos ocurriría hacer otra cosa que no fueran mis obligaciones como
madre y esposa. Ahora en cambio, nos animan a hacer lo que verdaderamente nos gusta
y no solo a las jóvenes, también a viejas con una pata más en el otro barrio que en este como yo.
Situémonos en las elecciones de 1977, ¿a qué partido votó usted?
La verdad nunca me
interesó la política, además con Franco solo existía un partido, que era el
suyo, y nunca había elecciones, obviamente. Mi marido me dijo que lo mejor era
votar a UCD, que estaba liderado por Adolfo Suárez y según mi marido, contaba
con la confianza absoluta del Rey.
Entiendo. Ya para finalizar, demos un salto hasta el
23 de febrero de 1981. Me cuentas que tu marido era militar por aquel entonces,
¿cómo viviste esa noche?
La verdad paso todo
demasiado rápido, muy confuso. Mi marido no tenía guardia ese día y recuerda
que andaba escuchando la radio con los niños mientras yo fregaba los platos. De
repente se hizo el silencio en la casa, se me acercó, me miro perplejo y me
dijo <<Coge a los niños y vete al
cuarto a jugar con ellos. No los dejes solos en toda la noche y sobre todo no
le abras la puerta a nadie y ni se te ocurra salir. Yo tengo que marcharme
ahora no te preocupes, todo va a estar
bien.>>. Asustada solo
asentí con la cabeza e hice absolutamente todo lo que me dijo. Lo recuerdo como
si fuera ayer. Se oyeron un montón de disparos, gritos y los tanques pasando
una y otra vez durante toda la noche. Llegó al mediodía del día siguiente, me
dio un beso y un fuertísimo abrazo.
Jamás llegamos a hablar de lo que vivió él esa noche.
Verdaderamente impresionante. Muchas gracias por
dedicarme su tiempo y sus palabras. Que tenga un buen día.
Igualmente.
*PD: Dª Martirio accedió en cuanto a publicar su nombre completo en la entrevista, no así, se negó a que usara una imagen suya para la misma.
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